uncientovolando

El lunes me crucé con mi ex. Con mi exjefe. No me vio o no quiso verme, yo me di cuenta tarde de que era él. Fue raro.

Hay veces que las relaciones laborales se asemejan a las sentimentales. Una mala experiencia te hace apreciar las buenas. Y una buena te hace ver lo malo que pudo ser lo anterior. Las segundas y terceras oportunidades que diste para nada.

Llegas, al menos yo, a sentirte mal contigo mismo. De tanto decirte que eres prescindible. De tanto ceder a las exigencias terminas atado. Incluso te crees su charla de que no es tan malo, que es que son tiempos duros. De tanto llamarte cobarde (todavía no sé por qué) te lo terminas creyendo.

Cobarde es presentarte ante dos trabajadores rodeado por tus perros de presa o perritos falderos. Cobarde es amenazar con despidos para apretar las tuercas. Cobarde es llamar cobarde a alguien a su espalda. Etcétera, etcétera.

No diré que fue todo malo. De esa otra relación me quedan amigos. Gente válida y valiente que sigue aguantando. Para ellos todo mi animo, aunque a alguien le parezca que eso contamina el ambiente.

Pero cuando sales de esa situación todo es posible. No siempre pasa, pero a veces tienes la suerte de encontrar a alguien que te quiere como eres y que no te exige más de lo que puedes darle. Alguien que te valora y cuenta contigo.

Y si yo puedo encontrar algo así, es que no es tan difícil.

Gracias a todos.

 

P.D.: Hace ya 6 meses que me marché y mi foto sigue en la web. EDITADO: Ya no 🙂

Recommended Reads
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *